Sin embargo, estos tiempos tan reducidos no dejaban demasiado margen de maniobra en caso de que apareciera un conflicto, lo que podía generar situaciones incómodas entre los equipos. Hasta 2014, esta cuestión se resolvía durante la reunión técnica que los delegados de ambos clubs y el árbitro tenían minutos antes de dar comienzo el encuentro. Irán sostenía el encuentro donde había soñado, en los alrededores de su área, esperando que España perdiera la paciencia, el fútbol y la educación.